sábado, 30 de mayo de 2015

Nuestro viaje a la feria de POUR L´AMOUR DU FIL -NANTES

                                                  VIAJE A NANTES



El jueves 23 de abril salimos dirección Nantes, para visitar la feria organizada por la revista Quiltmania, y aprovechar para hacer un poco de turismo por nuestro País vecino.
Las previsiones de tiempo no eran muy halagüeñas, lluvia los cuatro días.
Con el autobús completo, 54 personas, algunas de otras regiones, Burgos, Bilbao, Vitoria, nos dirigimos hacia la frontera.
Nuestra primera parada, La duna de Pila, cerca de Arcachon,  aprovechamos para comer, el tiempo nos sonrió, y disfrutamos de una vista maravillosa del Atlántico, y esa duna que está en continuo movimiento.
Al atardecer llegamos a Nantes, una ciudad poco conocida, pero llena de sorpresas, que a todo el mundo ha gustado.
El viernes a las 9 de la mañana visita guiada por la ciudad, dos horas caminando, visitando la catedral, el palacio, los barrios antiguos y terminando en las maravillosas galerías.
Después nos fuimos a la feria, unos antes, y otros después, Algunos caballeros y  acompañantes optaron por visitar otras cosas.
La feria organizada por Quiltmania, nunca decepciona, por su buen gusto, nos pasamos el resto del día visitando, curioseando, comprando, etc.
Las exposiciones magnificas, todas pertenecían a los libros  editados por ellos, y con un gusto magnifico, clásicas y modernas, para todos los gustos.
También había un concurso con INDIGO de titulo.
Disfrutamos muchísimo, y nos fuimos, porque cerraron y nos echaron, de lo contrario, allí continuaríamos.
El sábado madrugamos y nos fuimos al Monte San Michel, un lugar que tampoco decepciona, Mucha gente como siempre, pero disfrutamos inmensamente, tuvimos la suerte que al llegar, sonaba las campanas, dando al momento un toque especial.
En la iglesia sonaba una música sacra maravillosa que nos hizo trasladarnos por un momento a la época medieval,
Por la tarde visitamos St Malo con sus murallas y sus playas,   degustamos las galettes y la sidra, muy típico allí.
Regresamos a Nantes, agotados pero encantados.
El domingo de vuelta a Cantabria paramos en La Rochelle, otro rincón inigualable de Francia, con sus murallas, sus faros y su ayuntamiento.
Y de vuelta a casa,  unos con sus souvenirs, otros simplemente con los  agradables recuerdos  del viaje.
Y la coletilla del final de viaje, cuando hacemos  otro viaje.







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